jueves, 30 de abril de 2020

Mediocres

Abro los ojos.
Grávidos, como nunca los había sentido, cayeron de nuevo por su propio peso.
Un peso cargado de angustia.

Tratando de equilibrar la balanza, añado un contrapeso que provoque la apertura progresiva de estas ventanas que dan vida al universo.
No es suficiente, la oposición despliega todas sus tropas.

La resistencia lanza un contraataque, con una seguridad tan clara que parece innata. Uno a uno entregan sus vidas, al igual que las arrebatan. Por una causa, una creencia, una esperanza.

Tras lidiar innumerables batallas, el enemigo es derrotado, la resistencia se alza victoriosa a pesar de tener consigo todas las de perder. Su misión ha terminado, es hora de volver a casa. 

Mis ojos, aún pesados, se niegan a querer ver, pero la realidad no es algo de lo que se pueda escapar por siempre; mientras otros se retiran de la batalla, yo me preparo para poner pie en tierra de nadie y librar guerras aún por descubrir. 

Guerras frías, lidiadas con arcabuces cuyas mechas son muy cortas y por gatillos tienen teclas; la pólvora siempre prendida, y las balas no distinguen entre enemigos y aliados. Aquí todos somos carne de cañón.

Un campo de batalla donde no importa quién eres, ni la historia que se esconde tras de ti, la única preocupación es disparar primero, sin tan siquiera preguntar después. Conflicto que sostiene el odio por bandera mientras el barro de la apatía cubre por completo nuestros pies y mancha nuestras ropas, llegando hasta lo más profundo del corazón. Soldados sin un objetivo concreto, la única regla es sobrevivir llevándote por delante a cuantos más, mejor.

Y el caudillo que más cadáveres logre apilar tras la estela de su despropósito, en una ciega tentativa de ocultar sus propios miedos e inseguridades, que se alce sobre ella y se proclame vencedor. Demanda el respeto del que te crees merecedor para obtener el derecho de humillar a cuantos osen desafiarte de nuevo. 

Ambas manos cerradas hacia todo aquel que pueda necesitar tu ayuda; tiende una de ellas solamente a aquellos cuyo fin sea servirte, y extiende la otra hacia aquellos que, muy por encima de ti, poseen el poder que puede ayudarte a ascender.

¿Por qué ser soldado cuando puedes ser general?

Y para todos aquellos que muestren el suficiente poder para hacerte frente... 

Grita

Apunta

Dispara

Cualquier atisbo de amenaza debe erradicarse sin calcular el coste. Lo único que importa es llegar a la cima. No confías en nadie, pues defiendes como buen traidor, que todos son de la misma condición.

Un llanto sin lágrimas es el teatro al que recurres cada vez que necesitas valerte de la compasión de aquellos a los que en su día abandonaste en sus trincheras. En su peor momento, les diste la espalda bajo la lluvia; ahora, cuando eres tú el que los necesita, un falso corazón emerge entre la polución que es tu alma para que sean ellos los que te despejen el camino de posibles artefactos explosivos.

Lo único que eres, lo único que somos todos y cada uno de nosotros, lo único que hemos aprendido bajo este cielo de metralla y olor a azufre... 

Es a ser mediocres.

Y al final del día, mi único momento de paz es aquel en el que permito a mis ojos perder la batalla de nuevo, dejando que caigan a plomo los párpados, otra vez, para dar paso a un mundo que se encuentre lejos, muy lejos de todo el veneno que recorre este mundo. 

Hasta que tenga que volver a abrirlos.