martes, 18 de septiembre de 2012

La historia interminable: Parte II

Todo era perfecto tal y como era, y a pesar de no ser una pareja formal, yo era feliz así, sin compromiso, pero siendo fiel a una única persona. Pero llegó el día en el que decidistes querer hablar, en el que parecías no conformarte con simplemente una mera amistad con derecho a besos y caricias. Querías alcanzar demasiado rápido el "y vivieron felices y comieron perdices". Yo dudé, no quería que nada cambiara, no quería precipitarme. Pero no solo debía tener en cuenta mi opinión y mi felicidad, también debía ver por él, y por lo que a él le haría feliz. Después de pensarlo detenidamente, decidí dar el paso, pues era lo que él quería, y yo quería que él fuera feliz, y haría todo lo posible porque comieramos perdices juntos.

Todo empezó con buen pie, al principio nada cambió, todo era como antes, y parecía que la cosa no iba nada mal, a pesar de que yo no me sentía completamente en una relación, pues lo que importaba esque estubieramos felices juntos. Hasta que llegó un momento, en el que poco a poco la relación comenzó a convertirse en algo extraño, empezamos a dudar de cual era el comportamiento que debíamos tener el uno con el otro, las situaciones forzadas comenzaron a aparecer. Al final, parecía que tan solo nos veíamos por el mero compromiso de haber establecido que eramos una pareja, a pesar de que los sentimientos seguían ahí. La distancia cada vez se hacía más grande, llegaban a pasar semanas antes de volver a vernos, todo se volvió tan extraño.

Empezaron a surgir las dudas, si de verdad quería estar con él, qué esperaba de todo aquello, qué esperaba él, las dudas crecían y crecían de un modo totalmente descontrolado, y con ellas, los miedos. Miedo a tomar la decisión equivocada, miedo a sufrir, miedo de tener esperanzas por un sueño que parecía acabarse. Las hadas del cuento se habían desvanecido, la llama que una vez iluminó toda una noche se tornó negra oscureciendo el día, y de toda aquella magia que habitaba en mi solo quedaban restos de lo que un día fue. El príncipe de este cuento simplemente se dirigía hacia la última página del libro sin que su princesa tan siquiera lo percibiera. ¿Y la princesa? La princesa decidió vivir entre dos mundos, refugiándose entre aquellas primeras páginas ya apoderadas de la inmortalidad del recuerdo acompañada únicamente de sus anhelos y su llanto, y entre aquella última página hacia la que se dirigía su príncipe, y donde ella le esperaba sin saber si el destino de su principe era aquel o tomaría otro camino.

Y sin hacer el más mínimo ruido, una noche el príncipe llegó hasta su destino, sorprendiendo a la princesa, pues ignoraba que su príncipe había pasado por las mismas dudas y frustraciones que ella había sufrido en soledad. El príncipe adelantó uno de sus pies hacia la palabra escrita frente a él, donde al otro lado de esta le esperaba la princesa. Y con el pie posado sobre la palabra, el príncipe comenzó a pronunciar palabras que provocaron que la agrietada página en la que se encontraban se cuarteara aún más con las tres gotas que la princesa dejó deslizar por sus rosadas mejillas. Llegó el turno de la princesa, y esta decidida adelantó también uno de sus pies hacia la palabra escrita, y comenzó a hablar. Por un momento, la princesa volvió a vivir aquella sensación, esa sensación de que la noche fuera eterna, pues hacía tanto tiempo que no mantenían una conversación que, aunque no tuviera un final en el que acabaran juntos, en ese momento mientras hablaban lo estaban, y por un momento ella volvió a ser feliz. Y por esa felicidad, ella sintió en su interior que debía hacer algo. Y le besó. Y sonrió. Y juntos, se miraron, colocaron sus dos pies sobre esa palabra, y se abrazaron, concluyendo de ese modo lo que en un principio pareció ser, una historia interminable.  
  
Esa palabra, no podía ser otra que la palabra "FIN." Pero lo importante de esta palabra, no es el significado de la palabra en sí, ya que la importancia la indica el punto que la finaliza, 
  y que realmente refleja el verdadero fin. Pues debeis saber, que este punto, no es un simple
 punto y final.
 
 Es un punto y aparte.

Y el sol se ocultó hasta que llegara el momento en el que estuviera preparado para volver a iluminar la vida con más resplandor que nunca.

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